Para muchos de nosotros, ir al baño en la escuela nunca fue un acontecimiento. Para otros, sigue siendo un motivo de incomodidad, vergüenza o incluso miedo. En muchas comunidades rurales deprimidas, disponer de un baño limpio, seguro y privado en la escuela puede marcar la diferencia entre asistir a clase o quedarse en casa. Puede ser la línea que separa la dignidad del abandono escolar y de la pobreza.
En 2024, hemos completado la mejora del saneamiento escolar en cuatro escuelas de India, con un total de más de 7.200 alumnos. Más allá de las infraestructuras mejoradas e instaladas, el impacto humano conseguido ha sido profundo. La transformación de los baños —ahora limpios, funcionales y decorados con murales coloridos— ha logrado reducir drásticamente muchas enfermedades endémicas; pero ha despertado algo tan esencial como a menudo olvidado: la alegría de ir a clase.
“El nuevo baño para niñas nos da la privacidad y dignidad que necesitábamos”, cuentan alumnas de 9º curso de la Escuela Secundaria Superior de Ranipet en Tamil Nadu. “Ahora nos sentimos más seguras, más cómodas… y más felices de venir cada día a clase”. Sus palabras reflejan una idea poderosa: cuando el espacio escolar se cuida, florece el sentido de pertenencia que lleva a la transformación de la escuela en un segundo hogar. Para la profesora Geja Lakshmi es un factor imprescindible para el éxito de los objetivos educativos: “Ahora, muchas niñas se sienten como en casa. Vienen con confianza y motivación”.
La mejora de los servicios no solo ha impulsado la asistencia, especialmente entre las niñas, sino que ha transformado la relación de todos los estudiantes con la higiene y el entorno. “Los dibujos en las paredes nos hacen pensar cosas buenas”, dicen Monish y Gugan, de 6º y 5º curso. “Nuestra escuela ahora es más bonita. Queremos venir cada día”. Lo que para un adulto puede parecer un simple detalle, para un niño puede ser el inicio de una relación distinta con su entorno y consigo mismo.
Cuando los baños limpios y seguros se convierten en lugares alegres, alejados de la vergüenza y el asco, constituyen la simiente del desarrollo de la cultura de la higiene: la que es capaz de transformar a comunidades enteras.
Una nueva cultura de la higiene nace en los baños
Es algo que venimos comprobando en los 40 proyectos en los que hemos intervenido proporcionando saneamiento adecuado en las escuelas. Han sido más de 251.000 personas —la gran mayoría, alumnos— para quienes los baños han dejado de ser uno de los mayores factores de rechazo para asistir a clase y se han convertido en espacios de formación en higiene.
A lo largo del tiempo, hemos ido perfeccionando esta filosofía con las ONG con las que colaboramos. Este año, la estamos aplicando en seis nuevos proyectos en India que hemos iniciado en escuelas de Sriperumbudur y Ranipet, en Tamil Nadu; Dewas, en Madhya Pradesh; y Alwar y Bhiwadi, en Rajasthan. Lograremos que 18.000 alumnos y sus profesores dispongan de baños seguros y modernos, separados por sexos y adaptados a usuarios con discapacidad.
Los nuevos lavamanos constituyen un espacio clave. Están diseñados para ser lugares activos y participativos, y los murales pintados en las paredes no solo alegran el ambiente, sino que transmiten mensajes educativos que —como nos explican los profesores— tienen un alto poder vinculante y refuerzan la labor docente. “Las pinturas coloreadas en las paredes han cambiado mucho los hábitos de los alumnos”, señala Kamal Kishore, profesor de la Escuela Secundaria de Jaleriya, en Dewas. “Ahora se lavan las manos con regularidad, especialmente antes de las comidas, e inspiran a otros a hacer lo mismo. Se explican entre ellos los beneficios de lo que están haciendo”.
Lo más valioso es la simiente que se está plantando. La alegría de ir al baño se ha transformado en la alegría de ir a la escuela, una emoción que los estudiantes transmiten a sus familias. Es el paso más importante para crear una verdadera cultura de la higiene: convertir a los alumnos en maestros de sí mismos y de sus hogares.
Valores transversales para todas las culturas
No se trata solo de instalar infraestructuras, sino de transformar vidas: empoderar a los estudiantes, fomentar comunidades más saludables, promover la equidad de género y generar sostenibilidad a largo plazo.
Estos beneficios son universales, independientemente del contexto cultural. Un buen ejemplo es la experiencia de uno de nuestros proyectos más significativos en África. En las regiones Sur y Este de Sierra Leona, 10 escuelas se han convertido en catalizadores de una profunda transformación.
Los más de 6.000 alumnos que ahora cuentan con acceso a agua limpia, saneamiento e higiene han transformado la vida de sus comunidades. Sus aproximadamente 7.000 familias conocen el ciclo del agua, han aprendido a no contaminarla y las mujeres gestionan mejor su higiene menstrual gracias a lo que sus hijas han aprendido en la escuela, sentando así las bases para normalizar el ciclo femenino.
Un buen ejemplo es la experiencia de uno de nuestros proyectos más significativos en África. En las regiones Sur y Este de Sierra Leona, 10 escuelas se han convertido en catalizadores de una profunda transformación.
La escuela en el centro del sistema
Para quienes viven en el mundo industrializado, con escuelas cómodas y bien equipadas, puede resultar difícil comprender la magnitud de esta transformación en comunidades olvidadas, donde se lucha por la supervivencia y la migración erosiona el tejido social, agravando la pobreza y la indignidad.
Un niño pasa gran parte de su tiempo en la escuela, y la infraestructura escolar se convierte en un factor decisivo en la formación de su percepción del mundo a medida que crece. Diversos estudios han demostrado que las condiciones físicas de los edificios escolares influyen positivamente en la decisión de continuar los estudios y reducen el abandono escolar.
Una escuela sin rechazo, sino atractiva, se convierte así en la base de un enfoque integral de desarrollo que combina saneamiento, educación en higiene, conservación ambiental y gestión de recursos hídricos.
Una escuela acogedora, que no genera rechazo sino atracción, se convierte en el núcleo de un enfoque integral de desarrollo que une saneamiento, educación en higiene, conservación del entorno y gestión sostenible del agua
Como resume Arun Kumar, director de la Escuela Secundaria Superior de Ranipet: “No se trata solo de construir baños. Se trata de construir futuros”.
Este año, en nuestros proyectos en India, los nuevos lavamanos constituyen un espacio clave. Están diseñados para ser lugares activos y participativos, y los murales pintados en las paredes no solo alegran el ambiente, sino que transmiten mensajes educativos.