“Cuando tenían el periodo, muchas chicas no asistían regularmente a clase por falta de instalaciones adecuadas, y ahora vienen con confianza y motivación. Con los nuevos baños para niñas y el laboratorio de gestión de la higiene menstrual, ya no faltan a clase y se las ve menos tensas y más felices. Ahora [los profesores] tenemos más confianza en los resultados académicos”. Geja Lakshmi, profesora de la Escuela Secundaria Superior de Ranipet, describe el impacto de un cambio que va más allá de la tranquilidad en las aulas: la plena inclusión de la higiene menstrual en el currículo escolar ha provocado un descenso radical del absentismo entre las alumnas, la normalización de la menstruación entre todos los estudiantes y, lo más importante, entre sus familias.
Las mejoras en la salud de las adolescentes también son evidentes. “Con las nuevas estaciones de lavado de manos y la formación que recibimos en el laboratorio de gestión de la higiene menstrual, hemos aprendido a cuidarnos mejor”, explica una estudiante. El descenso de infecciones vaginales entre las alumnas confirma la eficacia de la educación menstrual, que desarma los tabúes culturales y combate los malos hábitos derivados del silencio y el estigma social.
En nuestros últimos proyectos, seguimos avanzando hacia un enfoque verdaderamente integral del saneamiento escolar. ©Scott Wallace / World Bank
El corazón del cambio: los laboratorios de gestión de la higiene menstrual
¿Qué adolescente asistiría a clase con las manos o el uniforme manchados de sangre menstrual? En estos casos, la vergüenza y la ansiedad son motivos suficientes para abstenerse de acudir a la escuela.
Los laboratorios de gestión de la higiene menstrual (MHM, por sus siglas en inglés) son una pieza clave para solventar este grave inconveniente en las escuelas de regiones marcadas por el abandono endémico de la higiene y la existencia de fuertes tabúes sociales. Estos espacios se han convertido en núcleos de transformación educativa, sanitaria y cultural.
Más allá de disponer de letrinas separadas por sexo, estos laboratorios garantizan la privacidad, la disponibilidad de productos absorbentes, agua y jabón, incineradores para la eliminación segura de compresas usadas y zonas para lavar y secar la ropa íntima. Son espacios seguros donde las niñas aprenden y se liberan de la vergüenza, y donde toda la comunidad educativa se forma en salud menstrual. También tienen acceso a información para entender la fisiología del ciclo menstrual, sus alteraciones y posibles enfermedades.
Más allá de disponer de letrinas separadas por sexo, estos laboratorios garantizan la privacidad, la disponibilidad de productos absorbentes, agua y jabón, incineradores para la eliminación segura de compresas usadas y zonas para lavar y secar la ropa íntima. © Water for Women
El verdadero cambio estructural que generan estos laboratorios llega al integrar esta educación en el currículo escolar, lo que consigue un cambio profundo en el enfoque educativo. En este sentido, la formación de los chicos es esencial para que los resultados conseguidos con sus compañeras prosperen en el futuro.
También es imprescindible que las madres y el profesorado accedan a información científica y sanitaria para garantizar el cambio de las pautas culturales. Este estigma no solo afecta a las adolescentes. Las madres también son beneficiarias indirectas de estos proyectos. Al ver que sus hijas reciben información precisa y cuidados adecuados en la escuela, comienzan a cuestionar sus propias creencias y a replicar los nuevos hábitos en casa y el impacto se multiplica.
El proyecto que desarrollamos con UNICEF en cuatro escuelas de Malaui es paradigmático. Presenta todas estas características y responde a un desafío crucial detectado en la fase de diagnóstico: el acceso a productos para la higiene menstrual, cuya falta es endémica en las regiones rurales más apartadas, recibe un impulso al incrementarse la demanda.
Seguimos avanzando en este concepto. Este pasado año, hemos completado el desarrollo de laboratorios MHM en escuelas de Sriperumbudur y Ranipet, en India, confirmando el impacto positivo y configurando un modelo a seguir que seguiremos replicando y ampliando.
Los laboratorios de higiene menstrual (MHM) son clave en escuelas de regiones marcadas por el abandono higiénico y los tabúes. Espacios que impulsan una transformación educativa, sanitaria y cultural. © WaterAid / Prashanth Vishwanathan
Más allá de la infraestructura: reducir la brecha educativa
Los resultados son medibles. En países como Etiopía o Tanzania, estudios muestran que más del 50 % de las niñas en edad escolar perdían entre uno y cuatro días de clase al mes debido a la menstruación. Tras la implementación de programas integrales de saneamiento, el absentismo disminuyó notablemente.
Además, el acceso a productos y espacios para la gestión menstrual se relaciona con una reducción significativa de infecciones urinarias y vaginales. Un estudio en Malaui demostró que la mejora en la higiene y la educación menstrual redujo la prevalencia de infecciones entre las adolescentes, y concluyó que la inclusión de niños y docentes en los talleres de salud fue clave para eliminar el estigma y las prácticas discriminatorias.
Porque los tabúes persisten. En algunas zonas rurales de India y África, aún se cree que la sangre menstrual contamina cultivos, atrae enfermedades o puede usarse en prácticas de brujería. Las niñas son a menudo excluidas de las actividades familiares, del templo o de la cocina durante sus períodos. Peor aún, muchas enfrentan burlas o acoso escolar, y viven la menstruación como una experiencia vergonzosa que debe ocultarse.
Los resultados son medibles. En países como Etiopía o Tanzania, estudios muestran que más del 50 % de las niñas en edad escolar perdían entre uno y cuatro días de clase al mes debido a la menstruación. © pexels-kenechukwu-emmanuel
Una estrategia de tres frentes: MHM, SMC e IEC
La sostenibilidad de esta nueva cultura de la higiene escolar requiere de la integración de tres pilares complementarios:
- Los laboratorios de higiene y salud menstrual (MHM), con sus espacios adecuados, privacidad y disponibilidad de productos.
- Comités de Gestión Escolar (SMC) y Gabinetes Infantiles. Son actores clave en la gestión y mantenimiento de las instalaciones y en el cambio de comportamiento del alumnado.
- Contenidos y campañas IEC (Información, Educación y Comunicación): mensajes educativos relevantes, adaptados culturalmente, que se integran en las actividades escolares y en la comunidad.
Este enfoque sistémico garantiza que la gestión de la menstruación no sea una intervención aislada, sino una transformación estructural y cultural de fondo.
El futuro de las es cuelas rurales empieza aquí
Nuestra experiencia lo confirma: la gestión de la higiene menstrual es un eje central en las escuelas. En 15 años de trabajo, hemos desarrollado 33 proyectos de saneamiento e higiene escolar en 15 países, con más de 97.000 beneficiarios directos —alumnado y profesorado— y 112.562 beneficiarios indirectos, principalmente familiares de los estudiantes que adoptan nuevos hábitos gracias al efecto multiplicador de la escuela.
El impacto no se limita a la infraestructura. Donde antes había silencio, hoy hay conocimiento. Donde había vergüenza, ahora hay confianza. La menstruación puede y debe dejar de ser un obstáculo para la educación.
El impacto no se limita a la infraestructura. Donde antes había silencio, hoy hay conocimiento. © Marni Sommer