India se seca por dentro

Agricultor en la zona semiárida de Andhra Pradesh. Área de Mudigubba, Región de Bathalapalli. India.
© Carlos Garriga/ Fundación We Are Water

La sobreexplotación de los acuíferos pone en jaque el desarrollo agrícola del que pronto será el país más poblado de la Tierra y amenaza a millones de campesinos que ven como la incertidumbre climática se cierne sobre su futuro. El retorno a técnicas ancestrales de almacenaje de agua y la adopción de los sistemas eficientes de riego son soluciones asumibles por los agricultores con menos recursos y una hoja de ruta para las zonas semiáridas del planeta.

En 2009, las conclusiones de un estudio publicado en la edición digital de la revista Nature desató la alarma de los hidrólogos de India y de los analistas de la FAO: los acuíferos de la cuenca superior del Ganges descendían de nivel a un ritmo de 33 cm en su capa freática cada año. El estudio concluía también que 108 kilómetros cúbicos de agua subterránea habían desaparecido de los acuíferos de esta región entre 2002 y 2008. Es una cantidad enorme, equivalente al triple del agua embalsada en el lago Mead por la presa Hoover, que es la mayor reserva hídrica de EEUU.

 

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Cultivos en Ruppur, Nadia Dist, West Bengal. India.
©Abhijit Kar Gupta.

El estudio revelaba los datos obtenidos por los satélites GRACE (Gravity Recovery and Climate Experiment) que, mediante la detección de diferencias en la gravedad terrestre producidas por fluctuaciones en las masas de agua, habían logrado reproducir una cronología de los cambios en el almacenamiento de agua subterránea. Era la primera vez que una tecnología satelital, basada en el GPS y en las emisiones de microondas, lograba mapear el agua subterránea, obteniendo valiosos datos y abriendo así nuevas perspectivas a la gestión hidrológica, la previsión de hambrunas y la lucha por la adaptabilidad al cambio climático.

Sequía bajo tierra

Sin embargo, el estudio no hacía más que dar refrendo científico a lo que millones de campesinos indios de otras zonas del país ya venían constatando: sus modestas y anticuadas bombas impelentes cada vez alcanzaban menos el agua subterránea, que había descendido hasta una profundidad de más de 26 metros de media, y muchos de sus pozos se secaban tras haber tenido que cavar más hondo una y otra vez. En la última década este descenso ha ido en aumento en las zonas de mayor explotación agrícola y de dependencia de la lluvia monzónica.

Las reservas de agua subterránea de India se agotan. Un informe del Banco Mundial de 2016 aseguraba que la extracción de agua subterránea para usos agrícolas en India se había multiplicado por siete en los últimos 50 años. La perforación de pozos, que pasaron de menos de un millón en 1960 a 19 millones en 2000, contribuyó notablemente a aliviar la pobreza, pero ha provocado una grave tensión en el subsuelo en algunas áreas que ven como el agua no se regenera y muchos pozos se secan. En la actualidad, en India, el 61.6% del agua para regadío es de origen subterráneo, una proporción que ha ido aumentando frente al uso de agua de superficie proveniente de ríos y lagos. Otro dato desvela la insostenibilidad de la situación: India extrae cada año más agua subterránea que EEUU y China juntos. Es una situación que tiene que cambiar.

La sobreexplotación de un acuífero se produce cuando las extracciones totales de agua superan a la recarga; ésta proviene fundamentalmente del agua de lluvia y, en el caso de la cuenca norte del Ganges, también del agua del deshielo. En India, como ocurre en la mayor parte de los acuíferos sobreexplotados del mundo, como los de California, España e Italia, entre otros, la disminución del régimen de lluvias y la deforestación son factores determinantes que se unen al incremento de la extracción de agua.

Cada vez hay más estudios que catalogan esta situación como muy grave en las zonas que sufren sobreexplotación. Diversos informes de la NASA y de universidades como la de Utrecht aseguran que las reservas de agua de la cuenca alta del Ganges podrían colapsarse en entre  2040 y 2060, lo que constituiría una catástrofe socioeconómica de dimensiones incalculables.

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Mujeres sacando agua de un pozo en una zona semidesértica en India.
© Photo- World Bank / Curt Carnemark.

Menos monzones y menos glaciares

La mayor parte del territorio indio depende del monzón de verano para la recarga de los acuíferos. Según AQUASTAT esta estación húmeda descarga sobre India el 80% de los 3.560 km3 de lluvia anuales (en España,322 km3). También existen grandes diferencias geográficas respecto a los monzones: el noreste del país recibe muchas más precipitaciones que el resto de regiones, sumidas en la incertidumbre de las largas épocas de sequía, como la del pasado 2016.

Según el Informe de Evaluación (AR5) del Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC)  hay una previsión de un descenso de las precipitaciones y un aumento de los días de interrupción de los monzones de verano. El cambio climático se presenta también con malos augurios para la recarga de los acuíferos indios.

Las malas noticias también han llegado esta última década de los glaciares del Himalaya. 

En concreto, los glaciares himalayos que alimentan la gigantesca cuenca del Ganges, que tiene una superficie de 907.000 km² y en la que se calcula que vive un 8 % de la población mundial, presentan un notable descenso del volumen de hielo en las cumbres de la cordillera, lo que también ha afectado a la recarga de la capa freática de la cuenca.

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Cumbres nevadas en Tso Kyogar, Ladakh. India.
©sandeepachetan.com.

La vulnerabilidad está en el campo

India está obligada a detener esta sequía interna. Con más de 1.335 millones de habitantes, es el segundo país más poblado de la Tierra, y probablemente alcanzará el liderazgo demográfico sobrepasado a China en la década de 2030. En India el área cultivable total es de aproximadamente 183 millones de hectáreas, más del 55 % de la su superficie total. Estas tierras absorben el 91 % del agua total extraída en el país, muy por encima de la media mundial que es del 69%.

Los agricultores, que suponen la mitad de la fuerza laboral de India y un 15% de su PIB, trabajan un área cultivable total es de aproximadamente 183 millones de hectáreas, más del 55 por ciento de la superficie total del país, y son también los que acumulan mayores bolsas de pobreza.

Su vulnerabilidad a la escasez de agua es muy alta: más 330 millones de campesinos (la mitad de la población de Europa) se vieron afectados el pasado 2016 con la peor sequía registrada en el país desde finales del siglo XIX. Estos episodios desencadenan la ruina de las familias más pobres que, acuciadas por las deudas, se han visto obligadas a emigrar a las grandes ciudades donde la mayoría han acabado hacinadas en tugurios sin las mínimas condiciones para una vida digna. Muchos no han podido soportarlo y se han quitado la vida: en las últimas tres décadas, en toda India, 300.000 campesinos se han suicidado.

El mayor reto hidrológico de la historia de India

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Trabajadores en un arrozal. India.
© Ray Witlin / World Bank.

La disponibilidad de recursos hídricos está repleta de graves incertidumbres para el gigante asiático. Según la FAO, India deberá producir entre 325 – 350 millones de toneladas de grano en 2025 para satisfacer los requerimientos de alimentos, piensos, forraje y fibra. Para que ello sea posible es preciso que la eficiencia total del riego sea del 50 por ciento para los sistemas que utilizan agua superficial y del 72 por ciento para los sistemas de aguas subterráneas. En la actualidad el nivel de eficiencia ronda el 40 por ciento en los de aguas superficiales y es tan sólo del 40 en los que utilizan los acuíferos. Queda por tanto un buen trecho para lograr el nivel de suficiencia señalado por los expertos agrarios.

Para asumir este enorme reto, el mayor que asume el país, es imprescindible acudir a datos que permiten mejorar la gestión. Las variaciones de los grandes acuíferos se pueden detectar vía satélite, pero no ocurre lo mismo con pequeñas masas subterráneas. Para controlar la variación de los niveles es crucial una red de monitoreo, que permita analizar los descensos de volumen, identificar las causas y aplicar planes de gestión para evitar su sobreexplotación. En este aspecto, el Gobierno ha reaccionado y en la actualidad dispone de 2.500 redes de monitoreo, cuando en 1978 sólo tenía 18. Pero como suele ocurrir en el mundo del agua, la tecnología ayuda a la solución pero no es la solución.

El principal reto que afronta el país es crear un modelo de gestión eficiente que facilite la inversión en mejorar la eficiencia en el uso de las reservas subterráneas. Para ello el modelo debe tener muy en cuenta proporcionar soluciones locales a la inmensa masa de pequeños agricultores. Darles soluciones que sean asumibles y sostenibles son la base del éxito.

Embalses para regenerar acuíferos y goteo para mejorar la eficiencia

India es una civilización de agua subterránea. Durante milenios, sus habitantes han desarrollado ingeniosas estructuras para utilizar y reponer eficientemente el agua en acuíferos poco profundos y distribuirla de un modo equilibrado y eficiente entre la población. El Gobierno está de acuerdo en que este conocimiento ancestral debe ser la base para que los acuíferos del país se conviertan en un recurso local fiable, especialmente cuando los monzones fallan.

La Fundación We Are Water está desarrollando conjuntamente con la Fundación Vicente Ferrer varios proyectos que muestran algunos de los ejes que debe seguir la adaptación de la India rural a la incertidumbre de los monzones y a la sobreexplotación de los acuíferos: la captación de agua de lluvia y la recuperación de la capa freática mediante la  construcción de embalses y la adopción de  sistemas de riego por goteo para mejorar la eficiencia de cada gota destinada del acuífero.

El primero recupera la cultura hídrica ancestral: en  el sur de la India el agua de lluvia se utilizaba tradicionalmente como método de riego a través de su almacenamiento en depósitos. Durante el período precolonial, la construcción y el mantenimiento de estos depósitos fue una prioridad, pero en la actualidad estos sistemas se han deteriorado por la falta de recursos.

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Embalse construido por la Fundación We Are Water, en colaboración con la Fundación Vicente Ferrer, en Ganjikunta, India.
© Fundación Vicente Ferrer.

Un ejemplo de actuación en el sentido de recuperar estas infraestructuras es el proyecto de construcción de un embalse en Ganjikunta, en el distrito de Anantapur, una estructura capaz de almacenar 80.000 m3 de agua de lluvia y ampliar así en 25 acres (10,12 ha.) el área de regadío existente. El agua embalsada permite a los agricultores superar las épocas de sequía entre los monzones y diversificar sus cultivos. Por otra parte, el agua almacenada, al filtrarse, permite regenerar los acuíferos que alimentan de agua a los pozos de la zona y mejorar la reforestación, algo imprescindible para frenar la agresiva erosión que sufre la región y que degrada la tierra hasta hacerla improductiva.

Los proyectos de instalación de sistemas de riego por goteo se desarrollan con la filosofía de que gota de agua que se pierde durante el riego es un tesoro que se pierde en la tierra. La irrigación por goteo es el método consistente en llevar el agua a la planta mediante pequeñas tuberías y aplicarla gota a gota cerca de la raíz. Este sistema reduce la pérdida de agua debido a la filtración y la evaporación, y un uso mucho más eficiente de los fertilizantes: en lugar de dejarlos en la superficie del suelo cerca de la planta, se mezclan en el agua y se suministran con cada gota sobre la raíz, mejorando la calidad de las cosechas.

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Plantación de mangos regados por el sistema de riego por goteo desarrollado por la Fundación We Are Water en colaboración con la Fundación Vicente Ferrer.
© Fundación Vicente Ferrer

Esto permite a los agricultores de Anantapur un ahorro de hasta un 75% de agua. Frente a la aspersión o a las técnicas de riego manual, el sistema de riego por goteo mejora notablemente la supervivencia de las plantas que crecen de forma regular y son mucho menos vulnerables a las plagas.

Captación de agua de lluvia para resistir la incertidumbre pluviométrica y regenerar los acuíferos; riego por goteo para no perder agua y aumentar la eficiencia de los cultivos. Ambas son soluciones necesarias que sin duda ayudarán a India, y a las zonas con mayor incertidumbre climática, a afrontar su futuro. Si India salva sus acuíferos, el resto del mundo lo hará.