El valor del agua. Las personas, la mejor inversión

Necesitamos innovación para adaptarnos al estrés hídrico y evitar que la escasez de agua frene el desarrollo, bloquee las expectativas de crecimiento y agrave las crisis humanitarias. En la conferencia The Value of Water, celebrada en Frankfurt, se presentaron soluciones transformadoras en la gestión del agua y el saneamiento. Frente al avance del cambio climático y la creciente presión sobre la agricultura y las ciudades, invertir en las personas es el eje común para construir resiliencia hídrica.

A estas alturas, ninguna teoría económica pasa por alto la necesidad de superar los problemas hídricos para alcanzar un equilibrio social y económico razonable a escala global. También se ha hecho evidente que los cambios acelerados que vive el mundo —y que afectan de forma directa al sector del agua y el saneamiento— obligan a innovar en los aspectos más conflictivos de su gestión.

La innovación precisa inversión financiera y que llegue a las zonas más vulnerables. Para lograrlo también hay consenso en que es urgente redoblar los esfuerzos políticos para impulsar la cooperación a todos los niveles: la intersectorial, la público-privada y la intergubernamental. Ahora más que nunca, frente a la incertidumbre sobre el futuro de la cooperación internacional, debemos encontrar nuevas formas de impulsar y aplicar la innovación en el vasto mundo del acceso al agua y el saneamiento.

Con ese espíritu, el pasado marzo se celebró en el ISH de Frankfurt la conferencia The Value of Water, un encuentro que reunió a expertos internacionales para abordar soluciones realistas, basadas en la experiencia de las comunidades que sufren las consecuencias del creciente estrés hídrico y las dificultades para lograr un saneamiento eficiente.

“Necesitamos encuentros como éste. Espacios donde intercambiar opiniones y experiencias que nos puedan dar una medida del valor real del agua, y de la importancia de de incorporar este valor en cualquier proyecto o iniciativa de colaboración para acelerar la consecución de los ODS”. Carlos Garriga, director de la Fundación, destacó en la conferencia la experiencia acumulada en los 109 proyectos en los que hemos colaborado en 40 países de los y que proporcionan una amplia perspectiva para situar el valor del agua en los contextos adecuados, la mejor base para que la innovación genere los mejores resultados.

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Necesitamos innovación para adaptarnos al estrés hídrico y evitar que la escasez de agua frene el desarrollo, bloquee las expectativas de crecimiento y agrave las crisis humanitarias.  © chiến  bá / pexels

El valor del agua, un factor en constante redefinición

En Frankfurt se discutió cómo redefinir el valor económico del agua para reflejar su verdadera escasez e importancia, y cómo nuevos modelos pueden fomentar un acceso más equitativo a los recursos hídricos a nivel global. En este sentido, hubo consenso en que resolver la dicotomía entre el valor y el precio del agua es clave para afrontar los riesgos hídricos del presente y del futuro.

La innovación debe centrarse en mejorar la eficiencia en la gestión, pero también en fomentar una conciencia ciudadana más profunda. Para que cualquier solución sea sostenible, es crucial que las personas comprendan, tanto como sea posible, el ciclo del agua y su complejidad.

Los expertos coincidieron en claves que ya debatimos en las World Majlis de la Expo de Dubái, donde se abordó la creciente conflictividad entre el agua destinada a la agricultura y la destinada al uso doméstico e industrial, un factor crítico en cualquier intervención hídrica.

 

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La innovación precisa inversión financiera y que llegue a las zonas más vulnerables. © Safari  Consoler:/pexels

Crisis hídrica y cambio climático

La influencia del cambio climático en las estrategias hídricas estuvo presente en la mayor parte de las intervenciones. El Dr. Dieter Gerten, del Instituto Potsdam, destacó la necesidad de transformar los sistemas agroalimentarios y urbanos para reducir la presión sobre los recursos hídricos. Hay que evitar que en las zonas con estrés hídrico la productividad agrícola agote el agua. En zonas con estrés hídrico, es prioritario evitar que la productividad agrícola agote los recursos disponibles. En grandes explotaciones, la eficiencia hídrica debe ir acompañada de una planificación sostenible. En comunidades de agricultura de subsistencia, nuestra experiencia confirma que las soluciones basadas en la gestión participativa son clave para evitar colapsos ecológicos.

Para lograr la mejor adaptación, las soluciones basadas en la naturaleza (NBS, por su siglas en inglés) marcan una tendencia consolidada en las últimas décadas. En Frankfurt, expertos como el Prof. Hans-Otto Pörtner analizaron cómo las infraestructuras azul-verde pueden equilibrar las necesidades humanas y ecológicas, fortaleciendo la resiliencia frente al cambio climático.

Las propuestas se alinearon con los mensajes de la pasada COP16 de Cali, donde se subrayó que una economía regenerativa no solo es posible, sino imprescindible. Las soluciones a la crisis de la biodiversidad y la crisis climática comparten un denominador común: requieren comprensión, financiación efectiva y justa, y voluntad política para salvaguardar los recursos naturales.

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En comunidades de agricultura de subsistencia, nuestra experiencia confirma que las soluciones basadas en la gestión participativa son clave para evitar colapsos ecológicos.© EqualStock / pexels

Las ciudades, en el foco de la innovación

El futuro del planeta se juega en las ciudades. Lograr que la expansión urbana tenga en cuenta su impacto en el ciclo del agua y en el clima es una prioridad urgente. Aunque el escenario puede parecer pesimista, es precisamente por eso que las ciudades concentran hoy el mayor número de iniciativas transformadoras.

La Dra. Christina Eisenbarth destacó cómo las edificaciones resilientes, con techos verdes y jardines verticales, contribuyen significativamente a la gestión sostenible del agua urbana. La mitigación del efecto isla de calor y la promoción del arbolado urbano son ya reconocidas como estrategias fundamentales para construir ciudades más inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles.

En este sentido, la agricultura urbana y periurbana emerge como un motor de transformación: no solo impulsa la reutilización hídrica, sino que plantea una nueva lógica para el desarrollo urbano. Las ciudades pueden dejar de ser exclusivamente asfalto y hormigón. No es utópico que incluso puedan llegar a proveer buena parte de los alimentos del futuro, ahorrar agua y ser elementos efectivos en la lucha contra el cambio climático.

Hay mucha innovación que necesita inversión

Una de las conclusiones más esperanzadoras de la conferencia The Value of Water fue constatar el amplio abanico de iniciativas innovadoras que ya están demostrando su eficacia, precisamente por basarse en las personas: la mejor garantía de éxito.

La mayor parte de las soluciones dejan claro que incorporar la sostenibilidad a los proyectos no es solo una obligación ética, sino una inversión económica con retorno. Más allá del ámbito financiero, el verdadero valor del agua no se mide solo en cifras, sino en nuestra capacidad de construir un futuro más justo y resiliente para todos.

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La agricultura urbana y periurbana emerge como un motor de transformación: no solo impulsa la reutilización hídrica, sino que plantea una nueva lógica para el desarrollo urbano. © Matheus Bertelli / pexels