Hay tantas formas de relacionarse con el agua como habitantes tiene la Tierra. Pero el cine, como lenguaje universal, las abarca todas. El agua preocupa, el agua inspira, y el cine se convierte en el mejor instrumento para difundir la realidad de un bien tan esencial como amenazado.
Desde su inicio en 2011, el We Art Water Film Festival ha celebrado cinco ediciones que han constituido un fenómeno de comunicación global en expansión. La fórmula de un concurso de cortometrajes de tres minutos, abierto a todos, ha marcado un hito innovador en el mundo del agua y se ha consolidado como un referente en las estrategias de comunicación medioambiental.
Cada edición ha sido un viaje cargado de revelaciones y emociones, una exploración profunda de nuestra relación con el agua a través de miradas diversas, comprometidas y creativas.
Si visitas el website del festival, verás a lo que nos referimos. Los 156 cortos finalistas que han arrojado las cinco ediciones conforman un mosaico de miradas que revelan la complejidad y la urgencia del acceso al agua y al saneamiento. Cada pieza es una enseñanza, una llamada, una propuesta. En conjunto, son la mejor guía para entender los desafíos que enfrentamos:
- Encierran emociones profundas y denuncian injusticias invisibles.
- Hablan del valor del alimento, la higiene, la salud, la educación y la igualdad de género.
- Desvelan secretos: el mundo real del agua y el saneamiento no es como muchos lo imaginábamos.
- Reflejan historias de incertidumbre, ansiedad y tristeza, pero también de esperanza, creatividad, resistencia y resiliencia.
- Invitan a una reflexión universal: cualquier habitante del mundo puede verse interpelado por ellas.
- Educan y apuntan a soluciones: el cine como canal universal de sensibilización y aprendizaje.
- Son una enorme aportación de mensajes que resuenan más allá de la pantalla.
- Son un grito, una llamada: decidlo al mundo. ¡Vamos allá!

Abrimos la inscripción para un festival que se ha convertido en un referente en la comunicación medioambiental: los cortos que encierran emociones profundas, denuncian injusticias invisibles, desvelan secretos, educan y apuntan a soluciones. © Captura: Locker, Selvaraj
Este año ampliamos el enfoque: arquitectura, urbanismo y agua
La quinta edición del We Art Water Film Festival fue un éxito que ha batido todos los récords de participación: 3.362 autores inscritos de 131 países. El confinamiento mundial a causa de la pandemia dificultó la realización de las obras, pero quizá fue una motivación adicional para luchar por la vida y hacerlo a través de la comunicación por el arte, y la calidad desbordó las expectativas.
Este año insistimos en la temática de la crisis climática, que impacta directamente en la higiene, la contaminación, la agricultura, la salud, la alimentación y la educación de millones de personas en todo el mundo. Pero invitamos a ampliar la mirada hacia la arquitectura y el urbanismo, destacando su papel esencial en la gestión sostenible del agua en los entornos urbanos, una de las áreas más significativas para el equilibrio hídrico del planeta.
¿Cómo diseñamos nuestras ciudades para que el agua fluya con seguridad, equidad y respeto por el entorno? ¿Cuáles son los problemas de suministro y saneamiento que enfrentan las comunidades urbanas? ¿Qué soluciones pueden surgir desde el diseño, la planificación y la participación ciudadana?
Esperamos que los cortometrajes nos inviten, una vez más, a reflexionar sobre el valor del agua a través de un lenguaje audiovisual humano, directo y sin efectismos. Que nos muestren cómo el agua forma parte esencial de cada actividad imprescindible para una vida digna y justa; cómo las sequías, cada vez más persistentes, afectan a los más pobres, quienes esperan con incertidumbre y ansiedad la llegada de las lluvias. ¿Cómo será la próxima caminata a por agua? ¿Cómo aprovechar cada bidón?
Muchos no sabemos lo que significa vivir con agua contaminada, ni lo que supone ver enfermar a los nuestros por no tener acceso a agua potable. Las historias narradas en el We Art Water Film Festival nos trasladan a escenarios de miedo y ansiedad, a situaciones que empujan a migrar para sobrevivir. Comunidades enteras ven cómo su tierra se empobrece al desaparecer los bosques, cómo los ríos dejan de dar peces y el suelo se degrada.
También hay historias que hablan de las mujeres que luchan por el agua: heroínas casi invisibles que, cada día y de sol a sol, acarrean agua para toda la familia. No pueden fallar ni un solo día. No pueden dejar a su hogar sin agua para beber, cocinar o mantener una precaria higiene. No pueden educarse, ni siquiera tienen tiempo para sí mismas; ni para vivir sus sueños, que casi siempre son el bienestar de sus hijos, cuyo futuro parece abandonado al azar.
Hemos visto historias de desarraigo y temor, muchas de las cuales son comunes entre quienes, en pleno siglo XXI, aún no tienen acceso suficiente a agua potable para satisfacer sus necesidades básicas. Pero también son historias de esperanza: de la creatividad que brota en medio de la escasez, del poder del trabajo comunitario, de la dignidad que nace del compromiso.
Estas historias son la mejor hoja de ruta para comprender lo que implica el camino hacia la consecución del ODS 6. Esa es la gran aportación de los cineastas del We Art Water Film Festival.

Invitamos a ampliar la mirada hacia la arquitectura y el urbanismo, destacando su papel esencial en la gestión sostenible del agua en los entornos urbanos, una de las áreas más significativas para el equilibrio hídrico del planeta. © Freepick
Recordando los ganadores de la quinta edición
Como botón de muestra, te invitamos a recordar los cortometrajes ganadores de la quinta edición del We Art Water Film Festival. Cuatro piezas que, desde distintos lenguajes y geografías, nos interpelan sobre el valor del agua y la necesidad universal de protegerla.
Premio del Público:
Del mexicano David Ballesteros, este corto es un testimonio conmovedor del daño humano que pueden causar los vertidos tóxicos en el agua. A través de la figura de Tenampi, un agricultor cuyo padre murió por la contaminación hídrica, se evoca el desastre de los ríos Sonora y Bacanuchi en 2014, cuando se vertieron 40.000 m³ de sulfato de cobre: el mayor desastre ambiental minero en la historia de México. El corto lanza un mensaje claro: los gobiernos y las empresas deben controlar estos vertidos, y los ciudadanos, especialmente los jóvenes, deben alzar la voz y defender sus derechos. La concienciación de la juventud es la gran esperanza, en México y en el mundo.
En el artículo Un premio que es el de la esperanza, explicamos el tristemente famoso vertido del río Sonora, en el noroeste de México, donde el 6 de agosto de 2014, se vertieron 40 millones de litros de residuos tóxicos al río, lo que afectó la vida de más de 22.000 personas, que no recibieron aviso hasta 24 horas más tarde,

Premio del Público: Lágrimas de la Tierra: Del mexicano David Ballesteros, este corto es un testimonio conmovedor del daño humano que pueden causar los vertidos tóxicos en el agua.
Micro-documental:
Desde Uzbekistán, Qudrat nos ofrece una mirada íntima a la catástrofe ecológica del mar de Aral. El documental muestra cómo la desaparición del agua fracturó la cultura local, dejando tras de sí un desierto de arena y una herida abierta. El desastre del mar de Aral es un paradigma de los errores que desencadenan nefastas consecuencias humanitarias y medioambientales. En septiembre de 2009, desde la Fundación, propusimos a la cineasta Isabel Coixet la realización del documental Aral, el mar perdido, que presentamos en Festival Internacional de Cine de San Sebastián, marcando así el inicio de nuestra apuesta por el cine como herramienta de comunicación. 16 años después, el mar de Aral sigue siendo un paradigma de los errores que desencadenan un desastre medioambiental de nefastas consecuencias humanitarias.
Micro-ficción:
Selvaraj, desde la India, a través de planos profundos y silencios elocuentes construye una impactante alegoría de la situación de muchos de los más de 1.500 millones de personas que no tienen acceso al agua en sus casas. La protagonista del corto vive en una zona árida abandonada y pobre. Su vida y la de su familia depende de poder acceder a las raciones de agua que encierra en un cajón. En el artículo “Locker”: En cada ración de agua va una vida, profundizamos más en este contexto.

Con una cámara de fotos y arena de la playa de Valencia, Maji del español César Díaz Meléndez muestra cómo el agua contaminada afecta a las personas y al medioambiente, con una estética conmovedora.
Micro-animación:
El español César Díaz Meléndez utiliza la técnica de arena sobre cristal para crear una obra de gran fuerza poética. Realizado en plena pandemia de la covid-19, con una cámara de fotos y arena de la playa de Valencia, Maji muestra cómo el agua contaminada afecta a las personas y al medioambiente, con una estética conmovedora.
Con el Festival, el valor del agua se extiende al arte de la comunicación, ahora más que nunca imprescindible para lograr que todos tengan acceso a ella.
Ya puedes inscribirte. El mundo del agua espera tu corto.





