La resiliencia empieza con un bidón

Cuando un huracán arrasa, el agua siempre falta. Cuando el huracán cesa, empieza la recuperación con la primera ayuda de emergencia. Es entonces cuando un simple bidón se convierte en imprescindible: almacenar y potabilizar agua sólo está al alcance de los que lo tienen y puede salvar su vida. 

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“Pensé que no sobreviríamos, me pareció como si llegara el fin del mundo”. La madrugada el 8 de noviembre de 2013 la mayoría de habitantes del archipiélago de las Bisayas vieron como sus casas, escuelas, huertos y ganado eran arrasados por rachas de viento de hasta 235 km por hora y lluvias torrenciales. Era el momento en el que el Haiyan se convertía en el tifón más violento que jamás haya tocado tierra y sus consecuencias fueron devastadoras. Se estimó que arrasó entre el 70 y el 80% de las construcciones en las costas de las provincias de Leyte y Samar y causóunas 10.000 muertes.

Ocurrió también en Nepal tras el terremoto del 25 de abril de 2015: tras la catástrofe natural llega la nefasta secuela de la destrucción de las instalaciones de suministro de agua y de saneamiento, y la contaminación de pozos y fuentes por aguas fecales y cadáveres de animales. Sin combustible, sin enseres con los que hervir el agua y sin la información adecuada, los más pobres se ven abocados a consumir agua contaminada y las enfermedades como la diarrea se vuelven endémicas. Acceder al agua potable es la prioridad en cualquier ayuda urgente.

Imagen We Are Water

Los niños son los más vulnerables ya que su sistema inmunológico aún no está desarrollado. Según la organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades diarreicas matan a más de medio millón de niños menores de cinco años cada año. Además de perder la escuela, los que sobreviven tiene secuelas en su desarrollo, pues la diarrea reduce la absorción de calorías y nutrientes.

Los que lo han perdido todo se quedan sin la posibilidad de recoger agua de cualquier suministro, pues no tienen recipientes en los que transportarla. Por ello, un simple bidón de 10 litros es el pilar de su resiliencia. Un par de estos recipientes permite a una familia de cinco personas recoger el agua necesaria para vivir cada día y, sobre todo, si el aljibe no llega, pueden usar fuentes contaminadas bacteriológicamente añadiendo pastillas potabilizadoras al agua del bidón. Son las denominadas aquatabs que siempre acompañan a los bidones en la ayuda de emergencia tras un desastre.

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Con bidones y aquatabs la Fundación We Are Water, en colaboración con World Vision, ayudó a más de 550 familias de las Bisayas Orientales en la primera fase de respuesta a la emergencia del paso del Haiyan. Luego, en Nepal, la experiencia se repitióa mayor escala en los distritos de Lamjung, Sidhuli, Bhaktapur, Katmandú, Lalitpur y Gorkha tras el terremoto de 2015: 1.500 familias recibieron dos bidones de 10 litros de agua cada una, pudiendo asíiniciar una nueva vida.