Mejora del acceso a agua potable y prácticas de higiene de las familias muy pobres con niños menores de 5 años en la Región de Brakna, Mauritania

Región de Brakna, Mauritania

Con la colaboración de

Save the Children

Del 1 de noviembre de 2017 al 1 de noviembre de 2018

En 250 hogares, distribuimos un kit de higiene con cloro para el tratamiento del agua domiciliar, jabón para el lavado de manos, un recipiente para almacenar agua y detergente en polvo. Impartimos sesiones formativas de higiene.

Objetivos

  • Mejorar el acceso y por lo tanto el estado nutricional de los menores de 5 años
  • Reducir la desnutrición infantil a través de la mejora de una de sus causas subyacentes como es el acceso al agua, al saneamiento y a la higiene.

Beneficiarios

1.500 directos
250 hogares

43.928 indirectos
La población total estimada en 2017 de Maal y Djellewar: 43.928 habitantes repartidos en 124 aldeas

Imagen del proyecto

Sobre el terreno

La falta de acceso al agua potable y el saneamiento causan una alta prevalencia de enfermedades en una de las regiones más pobres de Mauritania.

La región de Brakna está clasificada por la “Encuesta permanente de las condiciones de vida de los hogares en 2014” en la categoría 4 de las regiones más pobres de Mauritania con una tasa de pobreza superior al 40%. 

La falta de acceso al agua potable, al saneamiento y a prácticas de higiene adecuadas está relacionado con la transmisión de enfermedades como la diarrea o la malaria que agravan el estado nutricional de los niños y les hacen más vulnerables a caer en la malnutrición. 

Las familias vulnerables afectadas por crisis recurrentes, temporadas de estrés y otros factores agravantes se encuentran en un circulo vicioso de inseguridad alimentaria, malnutrición y pobreza. 

De acuerdo con datos del Registro General de consultas del departamento de Aleg, la prevalencia de la diarrea fue del 21% en Maal y Djellewar. De agosto a octubre de 2016, el 46% de las consultas en los puestos de salud de los menores de cinco años se han asociado con casos de diarrea. De acuerdo a las últimas encuestas de Save the Children, el 26% de los hogares tienen acceso a agua de pozos no protegidos y el 65% no la tratan antes de consumirla.

Durante las diversas campañas de sensibilización llevadas a cabo previamente, el 62% de los participantes han justificado el uso de aguas procedentes de fuentes no seguras por la no gratuidad y el precio del agua, la larga distancia al punto de agua y la falta de acceso a productos para el tratamiento.

En detalle

250 hogares categorizados como “muy pobres” recibirán un kit de higiene que contiene cloro para el tratamiento del agua a nivel domiciliar, jabón para promover el lavado de manos, un recipiente para almacenar el agua y detergente en polvo, que es usado en la zona para la limpieza general. 

Las distribuciones de kits van siempre acompañadas de sesiones en las que se explica cómo utilizar los productos distribuidos, se promueven prácticas de higiene y nutrición y se realizan demostraciones culinarias. Se pondrá en marcha un sistema de monitoreo de los kits distribuidos para monitorear el uso de los kits y el cambio en las prácticas de higiene tras la distribución. Para ello se realizará una encuesta de post-distribución entre las familias beneficiarias. 

Se trabaja con un enfoque participativo para promover la transparencia en la selección de beneficiarios y el fortalecimiento de la comunidad a través del uso de comités comunitarios, funcionarios locales y los servicios descentralizados del Estado. 

El método de implementación previsto dispone de un proceso de identificación evaluará las necesidades de grupos específicos (discapacitados, viudas, personas mayores). Se distribuirán tarjetas de identificación electrónica a todos los jefes de familia, incluyendo código de barras y foto. Los métodos de distribución de determinarán en consulta con las comunidades en un proceso integral que se explicará claramente.  

¿Qué impacto social tendrá el proyecto? 

El impacto de la presente intervención es la reducción de la transmisión de enfermedades a través del agua, el saneamiento o la adopción de prácticas de higiene inadecuadas, principalmente de la diarrea. Las diarreas recurrentes en los menores de 5 años debilita su sistema inmunitario y reduce la absorción nutrientes, haciéndoles más vulnerables a caer en la desnutrición y a sufrir enfermedades infecciosas. 

La malnutrición en los primeros años de vida tiene consecuencias irreversibles en el desarrollo cognitivo y motriz de los bebés, cuyo impacto será reducido a través de esta intervención. Este retraso en el desarrollo condena a estos niños a tener una peor salud en la edad adulta y a tener menos oportunidades de desarrollarse social y económicamente. En el caso de las niñas, este estado nutricional deficitario si se cronifica afectará a sus futuros hijos e hijas.

Los conceptos de nutrición y resiliencia están estrechamente ligados: la nutrición es a la vez un determinante y un resultado del refuerzo de la resiliencia. Reducir la malnutrición, a través de una mejora del acceso a agua potable y prácticas de higiene, es crucial para el refuerzo de la resiliencia ya que si las personas están bien alimentadas tienen una mejor salud, pueden trabajar y tienen mejores condiciones físicas. Por esta razón, los hogares que presentan una buena seguridad nutricional son más aptos para resistir, soportar más tiempo y restablecerse más rápidamente en situaciones de crisis.