Un reto inmenso que todos debemos asumir

Nueve expertos reunidos en el Masterclass Water and jobs. The power to transform our lives, organizado por la Fundación We Are Water, comparten con estudiantes el actual desafío de la economía del agua que a todos nos afecta.

Concienciación, coordinación y cooperación por parte de todos son claves para gestionar el bien más preciado, que es también el más amenazado.

Las empresas se muestran imprescindibles para conseguir cualquier objetivo.

Imagen We Are Water

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En los 65 kg del peso medio de una persona de la Tierra hay unos 50 litros de agua, es una certeza científica. Los que vivimos en los países desarrollados tenemos además la certeza del saneamiento: podemos conseguir duplicar y hasta triplicar y cuadruplicar esta cantidad cada día simplemente abriendo un grifo. Pero las previsiones de desarrollo económico y de cambio climático nos alertan de que esta certeza peligra: seguimos contaminando el agua, la gestionamos mal y con toda probabilidad en amplias zonas, como las mediterráneas, tendremos menos. Y no sólo se trata de abrir el grifo: todo nuestro sistema económico depende del bien más preciado.

Esto nos preocupa, pero ¿cómo debería afectar a los que ni siquiera tienen un grifo y están luchando para conseguir un acceso cercano y un saneamiento digno? Vastas zonas del planeta, como el África Subsahariana, Sudáfrica, Centroamérica, la India y Bangladesh albergan a cientos de millones de personas que sufren una endémica falta de agua. Estas regiones, ya con un notable estrés hídrico, han sido calificadas por los climatólogos como “extremadamente vulnerables” al cambio climático: simplemente van a tener menos lluvia y, cuando la tengan, puede ser demasiado fuerte.

Hay motivos suficientes para la movilización. El lema del Día Mundial del Agua de este año “Water and jobs” (Agua y trabajo) alerta sobre una realidad que no sólo afecta a los que no tienen agua sino a los que dependemos de ella económicamente, que somos todos.

Nueve expertos en una intensa jornada

Como acto central relacionado con el Día Mundial del Agua, la Fundación WeAre Water reunió el pasado 15 de marzo en el Roca Barcelona Gallery a nueve expertos en el Masterclass Water and jobs. The power to transform our lives. El objetivo fue debatir sobre la economía del agua en tres bloques de contenido que abarcaran el máximo número posible de enfoques: el primero fue Malversación del agua: el agua y su uso sostenible, con Carlos Mario Gómez, profesor titular de Fundamentos del Análisis Económico en la Universidad de Alcalá, Damià Barceló, director del Institut Català de Recerca de l’Aigua (ICRA), y Arturo Larena, director de Futuro / EFEverde; el segundo, Mujeres y niños: hacia la igualdad de posibilidades, con Alejandro Maceira, fundador y director de iAgua, Regina Gallego, consultora internacional independiente, y Bombo N’Dir, presidenta de la Asociación de Mujeres Inmigrantes Subsaharianas; y el tercero, El agua, ¿una industria de futuro?, con Víctor Viñuales, cofundador y director de ECODES, José Luis Martín Bordes, encargado de programa de GWOPA / ONU HABITAT, y Xavier Torras, director de la Fundación We Are Water.

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Fue una intensa jornada enfocada principalmente a los jóvenes alumnos de todas las universidades de Barcelona que llenaron la sala. Durante el encuentro, los estudiantes, futuros gestores e investigadores del agua, dialogaron con los ponentes sobre la relación que existe entre el agua y el mundo laboral y los problemas que conlleva el gran reto de los recursos hídricos en el mundo. El debate se quedó corto, pero fue intenso y clarificador respeto a los fundamentos de la situación respecto al agua.

Un bien vital y vulnerable

El primer bloque, Malversación del agua: el agua y su uso sostenible, que fue moderado por Alejandro Maceira, entró de lleno en la problemática realidad socioeconómica del agua, un motor económico muy vulnerable que mengua en muchas zonas del mundo y del que aquí muchos de nosotros no somos aún plenamente conscientes.

En primer lugar, Carlos Mario Gómez resumió la estrecha relación del agua con la economía y resaltó aspectos que a veces nos pasan desapercibidos aunque parezcan obvios, como que el agua es el eje central de cualquier comunidad para salir de la pobreza e iniciar el desarrollo económico pues establece el equilibrio entre las personas, la naturaleza y la economía, lo que presenta “un reto de magnitudes inmensas” para todos nosotros.

Gómez resaltó la importancia de la coordinación de objetivos, teniendo claro que “no sólo hay que buscar hacer sostenible el uso del agua, sino hacer sostenible todo el desarrollo económico”, lo que exige un alto nivel de coordinación en un panorama alterado por el calentamiento global. Para el profesor de la Universidad de Alcalá, es imprescindible incorporar las innovaciones tecnológicas al ritmo adecuado y recuperar el papel regenerador del propio medioambiente: “No podemos dejar la calidad del agua en manos de las depuradoras. Tenemos que recuperar el medioambiente, pues éste tiene capacidad para regenerarse y aumentar la calidad del agua de una forma natural”.

Es un hecho que en amplias zonas del planeta, como la cuenca mediterránea, los recursos hídricos menguan y son extremadamente vulnerables, lo son por la falta de buena gestión y por la acción de la contaminación. Damià Barceló expuso el gran coste que supone la contaminación del agua en nuestro actual sistema de abastecimiento: “Hemos de tener en cuenta que todo producto químico que usamos va a parar a la depuradora”. El experto en química del agua citó la inmensa cantidad de productos contaminantes que pasan por nuestras manos y que utilizamos diariamente, y alertó de que el crecimiento económico conlleva su incremento.

Barceló destacó el importante papel de nuestra concienciación en el cuidado del agua: “Los individuos debemos contaminar menos, vivimos en un entorno privilegiado y cada uno de nosotros podemos hacer mucho. Entre todos tenemos que evitar este incremento de contaminantes asociado al crecimiento económico, sobre todo en un mundo que aumenta en 80 millones de personas al año – un país como Alemania – que necesitan agua y alimentos”. El director del ICRA hizo hincapié en el coste que tiene la descontaminación del agua y la delicada situación que en la que se halla un país como España, imbuido en una situación semiárida: “Tenemos que desarrollar más la tecnología, ya que en cada zona se precisarán soluciones distintas y tienen que ser baratas. Hemos de tener en cuenta que finalmente el Mediterráneo sobrevivirá gracias a las desalinizadoras”.

Arturo Larena, por su parte, hizo una acertada explicación del papel del periodismo medioambiental cuyo objetivo es informarnos y concienciarnos de la importancia de lograr la sostenibilidad del planeta, un objetivo que pasa antes por conseguir la sostenibilidad social: “Hemos avanzado mucho gracias a las informaciones del periodista ambiental que, como una ‘gota malaya’, van creando conciencias. Los periodistas tenemos que informar de la fragilidad de nuestro entorno, mejorar su conocimiento y hacerlo contando historias que interesen y eduquen”.

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El director y creador del proyecto EFEverde le dio suma importancia a estar bien informados, pues ésta es la base de la acertada presión que todos podemos hacer: “Una sociedad bien informada, que conozca la fragilidad de nuestro entorno y los procesos que lo perjudican puede exigir más a los políticos. Esta exigencia es una responsabilidad que tenemos todos”.

Larena alabó que el mundo de la empresa haya asumido su responsabilidad social y el beneficio que esto representa para mejorar la comunicación. “Las empresas nos aportan información muy necesaria que devuelven a la sociedad. Las empresas crean riqueza, trabajo y soluciones de salubridad. Hay que tener en cuenta que 2.400 millones de personas no tienen acceso a un inodoro, y casi mil millones defecan al aire libre”.

Mujeres y niños en la cola del agua

El segundo bloque, que moderó David Escobar de iAgua, abordó uno de los problemas más lacerantes que tenemos en mundo actual: la falta de acceso al agua y al saneamiento digno que afecta a millones de personas, y cuyos principales damnificados son las mujeres y los niños. La campaña #NoWalking4Water, lanzada por la Fundación, constituyó un marco idóneo para el debate.

Lo inició Alejandro Maceira quien repasó y resumió los objetivos del milenio (ODM) y del desarrollo sostenible (ODS). Estos objetivos crean el contexto de referencia en cuanto a los derechos y obligaciones que tenemos los habitantes del mundo en referencia al problema de las mujeres y los niños. Maceira señaló “la importancia que tiene el hecho de que en los ODS se haya separado y destacado derecho al agua y el saneamiento; este último parecía antes el ‘hermano pobre’ y ahora se le da la relevancia que precisa”.

El director de la publicación especializada iAgua resumió y explicó los conceptos de accesibilidad, aceptabilidad y asequibilidad del agua, y recordó un aspecto fundamental en la gestión exitosa del preciado bien: “La gobernanza eficiente es fundamental para que las soluciones al acceso del agua sean sostenibles. No podemos proporcionar un servicio sin la adecuada gestión”.

Maceira nos puso alerta frente del alud de datos estadísticos que se manejan actualmente sobre el agua y que pueden distorsionar la validez de la información: “Las cifras esconden muchísimos matices, hay que analizarlas con mucho cuidado y corresponde a los expertos descubrir las cuestiones relevantes”.

También Regina Gallego previno de las estadísticas como indicadores ya que no siempre son fiables, pues hacen referencia a situaciones a veces muy cambiantes, y no incluyen a las comunidades “invisibles” que siempre son las más perjudicadas: “A veces son datos difíciles de estimar. Igual una fuente de agua registrada sólo funciona tres horas al día y a menudo hay horas de espera de mujeres y niños que no se contabilizan. También hay una parte de la población que no está censada, es invisible, y es marginal; y en estas comunidades las mujeres forma una subcultura aún más marginada”.

La consultora internacional hizo una descripción escueta e impactante de lo que significa la falta de acceso al agua en las zonas más pobres de la Tierra: “Lavar la ropa en ríos contaminados es duro, pero dar a luz en un hospital sin agua aún más”. Y explicó que las mujeres suelen ser las protagonistas en todo proyecto de agua, y lo hacen “desde dos perspectivas: como actoras y gestoras, y también como víctimas”.

Ante el reto de tener que convencer a los gobiernos de su implicación en la solución de problemas, Gallego abogó por la obtención de datos convincentes por parte de las ONG y el uso de los ODS como herramienta de presión política. Ante los casos más reticentes, como los países en conflicto bélico o social, señaló que la solución pasa por el trabajo comunitario: “En estos países hay estructuras comunitarias que ya funcionan, y agentes exteriores pueden apoyar a estas comunidades para determinar qué infraestructuras son sostenibles y cuáles se necesitan”.

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Bombo N’Dir por su parte secundó la descripción del papel de la mujer como gestora y víctima de los problemas de la falta de agua desde su experiencia en su país de origen, Senegal, y la hizo extensiva a toda el África Subsahariana: “La mujer siempre ha gestionado el agua, ha sido el centro tradicional. Ahora se han creado los comités de gestión del agua, pero las mujeres no tienen tiempo para gestionarlo todo y tienen que ayudar a sus hijas para ir a por agua. Así no pueden empoderarse y las hijas no van a la escuela”.

Del mismo modo que Gallego, N’Dir señaló el tiempo de espera en la fuente que genera muchos conflictos y la importancia de la educación para que las mujeres sepan gestionar y reclamar sus derechos: “Muchas veces falta información sobre la calidad del agua. La formación es muy importante en los casos de la falta de acceso y de pobreza, y esto se consigue con educación”.

¿Cuál es el futuro de la economía del agua?

Abrió el tercer debate José Luis Martin Bordes que explicó la diferencia entre los ODM que rigieron la agenda internacional hasta 2015 y la post-15 hasta 2030 y, al igual que Maceira en el debate anterior, destacó el nuevo papel del agua y la inclusión del saneamiento en los ODS.

El encargado de programa de GWOPA / ONU HABITAT destacó que la nueva agenda de las Naciones Unidas es mucho más inclusiva y no contempla el agua sólo desde la perspectiva del acceso: “El nuevo objetivo de agua y saneamiento de esta nueva agenda 2030 es mucho más amplio y reconoce que el agua se encuentra en el corazón del desarrollo sostenible. También especifica que tiene que haber un acceso equitativo a servicios de saneamiento e higiene adecuados. Esto es una novedad respecto a la agenda anterior”.

Martín Bordes hizo énfasis en que en la nueva agenda “se reconoce que estas metas de desarrollo sostenible no se pueden alcanzar sin la cooperación internacional” y recalcó la importancia de esta filosofía imprescindible para la consecución de cualquier objetivo: “Con los ODS se está llamando a una mejora de la cooperación internacional, a nivel norte y sur, pero también a nivel sur-sur, es decir a nivel regional: se quieren potenciar los intercambios de experiencias de buenos resultados y buenas prácticas basados en el conocimiento local”.

Víctor Viñuales por su parte entró a fondo en el imprescindible papel de las empresas en la consecución de los ODS: “Es fundamental que las empresas cambien su posición y se replanteen su propio ADN y cooperen con las ONG que no se tienen que quedar solas. Las empresas son necesarias para maximizar la inversión en las acciones y evitar los daños colaterales añadidos”. Y explicó varios ejemplos de iniciativas empresariales con este enfoque, como B Corporation, Rainwater y AguaClara en EEUU. Todas ellas radican en el convencimiento de que es preciso actuar y que al hacerlo se obtienen beneficios para todos: ”Todas las empresas gestionan agua y tienen que participar forzadas no por la ley, sino por la reputación”.

El director de ECODES alabó la función y el nombre de la Fundación y lanzó un reto a los jóvenes que llenaban la sala: “We Are Water, somos agua, y esto nos proyecta muy lejos, hacia un futuro incierto en el que no tenemos nada garantizado para poder vivir con plenitud. Esta certeza nos hace aterrizar en un presente en el que millones de personas sufren. Para evolucionar necesitamos cambios disruptivos y son los jóvenes los que tenéis que hacerlos”.

A continuación, Xavier Torras recogió el testigo de Viñuales y explicó el ADN de Roca respecto a la cultura de la sostenibilidad empresarial, que ha quedado reflejado en la historia de la compañía y que ahora se refleja con clara vocación de responsabilidad corporativa en la Fundación We Are Water.

El director del Fundación se mostró convencido de que los objetivos de concienciación y ayuda con los que nació el proyecto We Are Water avanzan acordes con el sentir popular: “Hoy es raro que en un periódico no haya una noticia que hable de sostenibilidad. Esto quiere decir que empieza a haber una conciencia común acerca de que hay una serie de problemas que se han de solucionar como el tema del agua y el cambio climático, muy vinculado al agua”.

Al igual que Viñuales, Torras insistió en la importancia de generar una responsabilidad social tanto en las empresas como en los ciudadanos ante la magnitud del reto y puso como ejemplo el problema de la defecación al aire libre para hacernos una idea del problema al que nos enfrentamos: “Mil millones de personas no tienen dónde defecar más que al aire libre, algo que parece increíble con toda la tecnología de que disponemos”. Y resaltó la importancia de iniciativas como la celebración de este Masterclass para generar e intercambiar conocimiento y avanzar en la conciencia común que lleve a la necesaria y efectiva cooperación: “La clave está en la gente, en las personas que son las que conforman las empresas, y también está en la conciencia común de que nos encontramos frente a problemas globales, no locales. La Tierra tiene un problema que precisa una gestión global, sino no lo lograremos”.

SOBRE LA FUNDACIÓN WE ARE WATER

La Fundación We Are Water, impulsada por la empresa Roca, tiene como objetivos, por un lado, sensibilizar a la población en general y a las administraciones sobre la necesidad de fomentar una nueva cultura del agua en el mundo y, por otro, paliar los efectos negativos relacionados con la falta de recursos hídricos, mediante el desarrollo de proyectos de cooperación y ayuda junto a diversas organizaciones como Educación Sin Fronteras, Fundación Vicente Ferrer, Intermón Oxfam y Unicef.