Inundaciones: peor si eres pobre

@ Carlos Garriga – We Are Water Foundation

El aumento de lluvias torrenciales que se prevé con el cambio climático incrementa los riesgos de inundaciones en casi todo el mundo. 587 millones de personas pobres son los más vulnerables y tienen mucho más difícil recuperarse de un desastre. Entre ellas, 132 millones viven por debajo del umbral de la pobreza extrema (1,9 USD por día). Son los que más abandonados están ante un desastre provocado por la lluvia y la mala gestión del territorio.

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Parece que tienen que ocurrir en zonas poco habituales de los países ricos para que la opinión pública internacional “despierte” a la amenaza creciente de las inundaciones provocadas por el cambio climático. A mediados del pasado julio, la tormenta Bernd asoló zonas de Alemania que nunca habían sufrido este tipo de desastre, causando 165 muertos. En algunas zonas de Alemania se estuvieron recibiendo un promedio de 40 litros por metro cuadrado y por hora durante 48 horas seguidas. Las lluvias torrenciales provocadas por la masa de aire cálido cargado de humedad proveniente del Mediterráneo afectaron también Italia, Suiza, Bélgica, Luxemburgo, Holanda y Reino Unido. Apenas un mes después, tras el avance de las conclusiones del AR 6 del IPPC, los medios de comunicación internacionales destacaban la coincidencia de inundaciones con los peores augurios contenidos en el informe de los expertos.

Al cabo de pocos días, el Ida se convirtió en el segundo huracán más intenso y dañino nunca registrado en el estado de Luisiana, en EEUU, sólo superado por el Katrina en 2005. El Ida viajó luego hacia la costa este de EEUU descargando precipitaciones récord en varias ciudades, incluida Nueva York. Causó al menos 50,1 mil millones de dólares en pérdidas en todo su recorrido. También los medios de comunicación se llenaron de referencias al informe del IPCC.

 

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Ante un desastre provocado por la lluvia y la mala gestión del territorio, las personas pobres son las más vulnerables. © Misbahul Aulia-unsplash

A mayor violencia meteorológica, más exposición y vulnerabilidad

El mundo desarrollado es cada vez más consciente de la necesidad de adaptarse a una nueva realidad climática. Tanto en Europa como en EEUU, los gobiernos implicados, contabilizaron las muertes y los desaparecidos con rapidez, evaluaron los daños, establecieron planes de ayuda y diseñaron estrategias para evitar la repetición del desastre: más tecnología destinada a mejorar los modelos de predicción meteorológica; revisión y mejora de los sistemas de alerta; y planes de construcción de canalizaciones y diques. Los expertos iniciaron un debate público sobre la ecuación de base para evaluar los riesgos: Riesgo = Fenómeno peligroso x Exposición x Vulnerabilidad, una igualdad utilizada hasta ahora principalmente por las compañías de seguros cuyos conceptos ya se explican en muchos planes de estudio escolar en Europa, EEUU, China y Japón.

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El mundo desarrollado es cada vez más consciente de la necesidad de adaptarse a una nueva realidad climática. © Chris Gallagher-unsplash

Huracanes y lluvias torrenciales nos obligan a tener en cuenta estos factores en cualquier actividad que hagamos o planifiquemos. El incremento de la virulencia del factor “fenómeno peligroso” debido al cambio climático obliga a revisar constantemente el “riesgo”. En las zonas afectadas por la Bernd, como en cada nueva inundación, se descubren nuevas áreas de exposición en las riberas de los ríos, ramblas urbanizadas que habían sido olvidadas, desagües naturales bloqueados y nuevas zonas pavimentadas que impiden la absorción del agua y agravan la inundación incrementando la violencia y extensión de las escorrentías.

En Europa y EEUU alertas meteorológicas llegaron con relativa rapidez, pero la falta de preparación de los sistemas de emergencia se evidenció en apenas unas horas. Nueva exposición conlleva nueva vulnerabilidad: casas, sótanos, calles y automóviles no se diseñan ni construyen para resistir los embates del agua; ni los servicios de rescate pueden responder con eficiencia ante una situación nunca antes vivida.

 

Países pobres: los más expuestos y vulnerables

Si en los países ricos preocupa la disminución del riesgo de inundación, en los países pobres, situados al otro lado de la brecha tecnológica y financiera, lo tienen mucho más difícil para corregir la vulnerabilidad de la mayoría de sus habitantes. Allí, en el África subsahariana, en India, la península de Indochina, Filipinas… hace décadas están sufriendo los devastadores efectos de episodios meteorológicamente violentos; desastres que se ceban en una población desamparada que ve como las posibilidades de salir de la pobreza se alejan indefinidamente tras cada diluvio.

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En India hace décadas que están sufriendo los devastadores efectos de episodios meteorológicamente violentos. © Oxfam

En noviembre del pasado año el Banco Mundial publicó el estudio People in Harm’s Way: Flood Exposure and Poverty in 189 Countries, (Personas en peligro: exposición a inundaciones y pobreza en 189 países); se trata de un minucioso análisis basado en mapas de población y peligros de inundaciones de alta resolución a nivel mundial, y estimaciones de pobreza de la base de datos de monitoreo global del propio banco. Es un documento que ha cobrado especial vigencia tras la reciente oleada de inundaciones. Su principal conclusión es corroborar con precisión científica un hecho evidente que parecía olvidado: que el nivel de ingresos es un indicador fiable de la capacidad de las comunidades para mitigar las inundaciones y recuperarse de ellas.

Según el estudio, dirigido por los economistas Jun Rentschler, experto en desastres, y Melda Salhab, analista de procesos de desarrollo, unos 1.470 millones de personas (el 19 % de la población mundial) están directamente expuestas a riesgos de inundaciones de más de 0,15 metros de altura por lo menos una vez cada 100 años. Hay una directa relación con la pobreza en esta exposición al riesgo: el 89 % de estas personas vive en países de ingresos bajos y medianos; de todos ellos, se estima que unos 132 millones viven en la pobreza extrema (menos de 1,9 USD al día) y en áreas de alto riesgo de inundaciones.

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Zonas del mundo con porcentaje de personas expuestas al riesgo de inundaciones. Fuente: Rentschler, J., M. Salhab (2020), People in Harm’s Way: Flood Exposure and Poverty in 189 Countries / Banco Mundial

Desde la perspectiva geográfica, la mayoría de las personas expuestas a las inundaciones, alrededor de 1360 millones, se encuentran en el sur y este de Asia; China (329 millones) e India (225 millones) representan más de un tercio de la exposición global. Pero si se considera el nivel de pobreza, el estudio revela que los países del África subsahariana se llevan la peor parte: de los 171 millones de personas están expuestas al riesgo de inundaciones en esta zona, al menos 71 millones viven en la pobreza extrema.

Cuando la exposición a las inundaciones y la pobreza coinciden, el riesgo para los medios de subsistencia se agrava. Los hogares más pobres rara vez tienen ahorros y su acceso a seguros es prácticamente inexistente. También suelen ser olvidados por las ayudas de los gobiernos e invisibles a los censos, por lo que, al desencadenarse el desastre, precisan urgentemente de ayuda inmediata para sobrevivir y tener una oportunidad de crear las bases de su futura resiliencia.

El primer paso para esta ayuda se basa siempre en proporcionar acceso al agua potable y restituir el saneamiento. Tras el tifón Haiyan, una de las acciones de ayuda de emergencia consistió en algo tan imprescindible como distribuir bidones y pastillas potabilizadoras para recoger agua y poderla beber; y en la ayuda para la recuperación fue fundamental la rehabilitación de los sistemas de acceso y saneamiento para que la población dejase de proveerse de agua contaminada.

Pero el siguiente paso es también difícil. ¿Cómo planificar y ejecutar la recuperación? Tanto en Filipinas, como en Haití, Camerún, India, Bangladés y demás países pobres que han sufrido la desolación de estos desastres, la ayuda externa es imprescindible, pero aún más es desarrollar una estrategia de obras públicas que saque de la exposición y vulnerabilidad, por ejemplo, a los barrios marginales y cultivos rodeados de suelo deforestado. La presión migratoria, así como el abandono de las zonas rurales y la mala gestión del territorio crean un escenario muy difícil para lograrlo.

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Tanto en Filipinas, como en Haití, Camerún, India, Bangladés y demás países pobres que han sufrido la desolación de estos desastres, la ayuda externa es imprescindible. © Ny Menghor -unsplash

El estudio del Banco Mundial aporta datos socioeconómicos que hasta hace poco se tenían con poca exactitud y que son imprescindibles para coordinar estrategias internacionales para lograr los 17 ODS en 2030. Los riesgos de inundaciones están en constante aumento y exigen actuar con urgencia en los lugares donde se superponen la pobreza y la exposición al riesgo. Ninguna comunidad del mundo es inmune a los desastres naturales que nos obligan a una visión solidaria de la vida en el planeta. Que las inundaciones nos hagan conscientes de ello.