India: la pandemia del planeta

@Carlos Garriga

India es el país que está sufriendo la peor ola de contagios y muertes que se ha visto en el mundo desde el comienzo de la pandemia de covid-19. El caos sanitario se solapa con la deficiente cobertura médica y con los endémicos problemas de falta de acceso al agua y al saneamiento en los suburbios marginales y en el abandonado mundo rural. La solución de la pandemia en India es clave para el mundo.

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India es el país que está sufriendo la peor ola de contagios y muertes que se ha visto en el mundo desde el comienzo de la pandemia de covid-19. Hospital de Bathalapalli, uno de los centros sanitarios de la Fundación Vicente Ferrer.© Rodríguez Roberto

La segunda ola de la pandemia, iniciada a finales de marzo, ha desbordado todas las previsiones en India. Comenzó el pasado mes con un alarmante crecimiento exponencial: en la semana del 18 al 25 de abril, se registraron 2,24 millones de casos y 16.257 muertes; el 1 de mayo, los nuevos casos alcanzaron más de 401.000 y se contabilizaron 3.523 muertos en 24 horas en todo el país. Ese día la cifra oficial proporcionada por el Gobierno fue de 211.853 muertes desde el inicio de la pandemia, pero los profesionales sanitarios que luchan a vida o muerte contra la enfermedad y los observadores de la OMS aseguran que estas cifras no son en absoluto fiables, y muchos apuntan a que pueden llegar a ser hasta 30 veces superiores, pues buena parte de la población más abandonada está sufriendo la enfermedad en sus casas sin tratamiento ni medicinas.

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Nuevos casos confirmados de covid-19 en EEUU, Brasil, La Unión Europea e India. Datos actualizados el 23 de abril de 2021. Fuente: Financial Times analysis data from Johns Hopkins CSSE, the WHO, the UK Government coronavirus dashboard, Public Health France and the Swedish Public Health Agency.

 

La segunda ola fuera de control

 Los hospitales están saturados y faltos de medios básicos, como el oxígeno, los ventiladores pulmonares y los kits de pruebas de detección del virus, y el personal sanitario está siendo diezmado por la pandemia. El 21 de abril, la demanda de oxígeno en India era de 13,04 millones de metros cúbicos, seis veces más que el segundo país más necesitado, Turquía, cuyo déficit era ese día de 2,77 millones.

Un caso que muestra la situación es el del Hospital de Bathalapalli, uno de los centros sanitarios de la Fundación Vicente Ferrer, que hace un año, al inicio de la pandemia, fue declarado por la Administración del estado de Andhra Pradesh como centro de referencia para pacientes con covid-19. En el día de hoy, el hospital está totalmente desbordado. La Fundación Vicente Ferrer lanzó el 26 de abril la campaña Oxígeno para la India” con el objetivo de conseguir un generador de este gas, elemento imprescindible para el tratamiento de los enfermos graves, cuya demanda se ha desbordado en todo el país.

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Los hospitales están saturados y faltos de medios básicos, como el oxígeno. Hospital de Bathalapalli, uno de los centros sanitarios de la Fundación Vicente Ferrer © VALLDAURAAINA

La situación en las regiones más pobres de India, donde la Fundación We Are Water viene colaborando en proyectos de ayuda con organizaciones como la Fundación Vicente Ferrer, World Vision, Habitat for Humanity y Gramya Foundation, es especialmente dramática por el abandono de sus habitantes, la falta de recursos sanitarios y otras enfermedades endémicas que azotan a las zonas faltadas de acceso al agua y al saneamiento básico. Allí, la covid-19 cae sobre una población que pierde a más de 10.000 niños cada año por endemias producidas por el mal estado del agua. ¿Qué posibilidades de acción efectiva contra el coronavirus existen?

 

La inestabilidad migratoria

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El caos sanitario se solapa con los endémicos problemas de falta de acceso al agua y al saneamiento en los suburbios marginales. © Emmanuel DYAN.

En la primera ola de la pandemia, el Gobierno indio decretó un severo confinamiento. Lo hizo de forma súbita, con menos de cuatro horas de antelación, lo que dejó sin trabajo a decenas de millones en los barrios más pobres de la ciudad. A muchos el bloqueo les atrapó en pleno viaje de regreso a sus pueblos de origen, por lo que miles de personas tuvieron que seguir a pie o en transportes improvisados y clandestinos, muriendo un número muy elevado de ellos.

Ahora, en esta segunda ola, el Gobierno no ha decretado un confinamiento nacional; pero, ante el temor de volver a quedar atrapados, millones de trabajadores iniciaron en abril un retorno masivo y apresurado a las zonas rurales. Este éxodo ha causado una situación caótica que no ha hecho más que favorecer la expansión del contagio.

 

El peor sistema sanitario para una pandemia

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© REUTERS/Adnan Abidi

En 2019 India invirtió aproximadamente el 1,25% de su PIB en sanidad (pública y privada), cuando en 2018 fue del 0,9 % (Statista). Son datos que sitúan al segundo país más poblado del mundo entre los que menos invierten: en 2018 EEUU alcanzó en sanidad un 14,3 % del PIB, España un 6,2 % y México un 2,8 %, por ejemplo. Muchos analistas y los críticos con el Gobierno consideran que estas cifras están infladas y que la tasa real de inversión se acerca al 0,4 %. Una cifra que explica la grave situación que vive el país, sobre todo si se tiene en cuenta que aproximadamente tres cuartas partes de la sanidad está en manos del sector privado.

En 2018, el Gobierno lanzó el Plan Insignia de Protección Sanitaria (PMJAY, en hindi) con el objetivo de dar cobertura médica a 500 millones de indios, entre los que se encontraban los más vulnerables. El plan fue apodado popularmente como Modicare, en referencia al nombre del Primer Ministro (Narendra Modi), quien lo anunció como el programa de salud pública mayor del mundo. Pero ya antes de la pandemia, el Modicare, que se basaba en un aumento del 15% de la inversión en el sector sanitario, había dado muestras de su incapacidad para paliar el déficit de los servicios públicos y mostraba fisuras en cuanto a su efectividad, en parte por el uso fraudulento de las ayudas económicas aportadas y en parte por la falta de un sistema sanitario eficaz para desarrollarlo. La covid-19 ha acabado por descoyuntar los objetivos del PMJAY.

 

Falta de transparencia hospitalaria

La realidad de la insuficiencia de los hospitales públicos para afrontar la pandemia queda de manifiesto en Chengalpattu, en el estado de Tamil Nadu, donde la Fundación ha finalizado un proyecto con World Vision con el objetivo de facilitar la gestión de las aguas residuales en el Government Chengalpattu Medical College & Hospital que es uno de los dos únicos que trataron la covid-19 durante la primera ola de la pandemia.

Este hospital universitario es uno de los cuatro públicos del distrito (hay 57 privados), dispone de 1.300 camas y proporciona atención médica gratuita principalmente a las comunidades de bajos ingresos. El centro se ha visto impotente para tratar los 86.265 casos habidos en Chengalpattu desde que se desencadenó la segunda ola. Según informa The Indian Express tan sólo el martes 4 de mayo el hospital detectó 1.608 nuevas infecciones, y durante esa noche al menos 13 pacientes murieron en el hospital en apenas cuatro horas, lo que ha desencadenado una amarga controversia que muestra la falta de trasparencia gubernamental respecto a la evolución de la pandemia: mientras que los familiares y parte del personal sanitario achacan a la falta de oxígeno la acumulación de muertes, la dirección del hospital y las autoridades responsables niegan esta causa.

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La realidad de la insuficiencia de los hospitales públicos para afrontar la pandemia queda de manifiesto en Chengalpattu, en el estado de Tamil Nadu, donde la Fundación ha finalizado un proyecto con World Vision. © World Vision

 

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En la semana del 18 al 25 de abril, se registraron 2,24 millones de casos y 16.257 muertes; el 1 de mayo, los nuevos casos alcanzaron más de 401.000 y se contabilizaron 3.523 muertos en 24 horas. © REUTERS/Adnan Abidi

Triunfalismo, relajación y un virus que muta

¿Qué ha pasado para llegar a esta situación? Las causas del brutal aumento de contagios todavía no están claras, pero los epidemiólogos apuntan a la combinación de dos factores: la relajación de las medidas de prevención y a la aparición de una nueva cepa del virus de especial virulencia.

Durante la primera ola se temió lo peor, pero el desastre no llegó. Se hicieron muchas cábalas sobre el porqué, desde las climáticas a las genéticas, sin llegar a conclusiones científicas, y el Gobierno adoptó una postura triunfalista, adjudicando el éxito a las medidas de prevención adoptadas y al sistema sanitario del país. La relajación subsiguiente llevó a permitir celebraciones religiosas masivas y mítines políticos electorales sin apenas medidas preventivas, lo que sin duda favoreció el contagio.

Por otra parte, en diciembre de 2020 se detectó que en India se habían extendido nuevas variantes del virus. Una de ellas, la B.1.617, es una transformación del SARS-CoV-2 (la denominación biomédica del coronavirus). Esta variante presenta dos mutaciones – L452R y E484Q – que dan al microorganismo cierta resistencia a las defensas inmunológicas de las personas, aumentando así su capacidad de contagio.

Sin embargo, hasta la fecha, no se sabe con certeza si dicha variante es la que ha desatado el incremento exponencial del contagio, aunque es una evidencia que la prevalencia de esta versión del virus sí ha crecido de forma exponencial en los últimos meses y lo sigue haciendo ahora. Para saberlo con certeza habrá que esperar a que exista la capacidad en el país para secuenciar genéticamente entre el 5 y el 10 % de todas las muestras de las pruebas de covid-19, cosa que no parece posible a corto plazo. Como comparación, uno de los países que más secuencias genéticas realiza, el Reino Unido, llega a analizar el 10% de los casos.

 

Vacunas y agua

Otro grave problema es la falta de vacunas. Desde que el Gobierno indio inaugurara en enero la mayor campaña de vacunación del mundo”, el pasado 3 de mayo tan sólo se habían inyectado unos 155 millones de dosis, lo que ha permitido llegar al 11,5 % de la población, aunque el esquema de vacunación completo (incluyendo los casos en los que son precisas dos dosis) apenas ha llegado al 2 % de los 1.300 millones de habitantes del país.

Se da la paradoja de que India es el mayor productor mundial de vacunas y las estaba exportando a varios países. Para atender a su propia población, el Gobierno ha prohibido las exportaciones al Serum Institute of India, que produce 2,4 millones de dosis diarias de la AstraZeneca, y al Bharat Biotech, que fabrica la vacuna local Covaxin. Este bloqueo, que logrará que un total de 70 millones de dosis al mes se queden en el país, va a afectar notablemente sin embargo a los programas de vacunación de los países pobres, principalmente caribeños y africanos, a los que iban destinadas en su mayor parte las vacunas.

Pese al bloqueo de las exportaciones, hay cálculos  del National Institute of Advanced Studies de Bangalore (NIAS) que apuntan a que sólo un 30 % de la población estará vacunada a finales de 2021.

 

India es clave para el futuro de la pandemia en el mundo

Virólogos de prestigio como Shahid Jameel de la Trivedi School of Biosciences de la Universidad de Ashoka predicen que el número de casos en India va a multiplicarse hasta alcanzar más de 500.000 diarios, lo que significará la muerte de muchos cientos de miles de personas en los próximos meses.

El desastre sanitario por la pandemia agravará también los problemas endémicos de un país en el que tan sólo el 39 % de sus habitantes de las zonas rurales tienen acceso a instalaciones de saneamiento, y que lucha parta erradicar la defecación al aire libre. Los esfuerzos para desarrollar la segunda fase del programa Swachh Bharat (India Limpia), que tiene el objetivo de detener la defecación al aire libre y promover la salubridad en todo el país, han quedado bloqueados.

A la siempre incierta espera del monzón, (mayo-junio), los más de 1.300 millones de habitantes de India afrontan un reto que va a ser crucial para su futuro. Su sector tecnológico, su capacidad de producción y su fuerza humana serán fundamentales para revertir la catástrofe de la pandemia, pero también será necesario acabar los profundos cambios sociales y sanitarios iniciados. Lo que ocurra en el país los próximos meses marcará la historia de la pandemia en todo el mundo.

La Fundación We Are Water ha estado y sigue estando comprometida en India, también en su lucha contra el coronavirus. En Alwar, Rajastán, se proporcionó capacidad de gestión de la cuenca hidrológica para mantener el acceso de la comunidad al agua durante la pandemia. En Dholpur se están construyendo unidades de saneamiento escolar y sistemas de agua potable en dos escuelas, fundamentales para poder mantener una correcta higiene. En ocho aldeas del distrito de Kurnool, Andhra Pradesh, se están mejorando las condiciones de vida de las comunidades rurales así como de los escolares mediante la mejora de la accesibilidad al agua y al saneamiento. La Fundación ha ayudado también a más de 3.600 fontaneros, uno de los colectivos de trabajadores de los sectores informales y no organizados que más está sufriendo la pandemia, proporcionándoles formación, kits de ayuda y equipos de protección para mantener su trabajo.