Agua: pasado, presente y futuro de África

En ningún continente como en África se manifiesta más claramente la vulnerabilidad que causa la falta de acceso al agua. Es motivo de disputa y violencia, pero también de esperanzadoras alianzas para afrontar un futuro de estabilidad y desarrollo sostenible, alejado de la imperiosa necesidad de migrar. Lograr la igualdad de género es otro de los motores fundamentales para lograrlo.

Vídeo

Sudán del Sur ocupa el séptimo lugar en el mundo en cuanto a riesgo de inundaciones; su Gobierno está desarrollando estrategias para evitar los daños que provocan en la cuenca del Nilo y aprovechar el agua para levantar su agricultura, subdesarrollada por la violencia endémica que sufre el país desde su independencia. Sin embargo, a escasos 80 km al este de su verde frontera con Etiopía, en el semidesierto del Cuerno de África, 26 millones de personas sufren hambre extrema debido a una intensa y prolongada sequía.

Contrastes como éste se recogen en el Informe anual 2023 – El agua no conoce fronteras: por una África pacífica y resiliente al clima, un documento del Banco Mundial que nos proporciona una detallada revisión de las acciones internacionales a favor del acceso al agua y su papel decisivo en la pacificación de un continente socialmente convulso. En África, 1.500 millones de habitantes se enfrentan a los cambios climáticos con pocos recursos.

Imagen We Are Water

En ningún continente como en África se manifiesta más claramente la vulnerabilidad que causa la falta de acceso al agua. © © ACNUR/ B. Sokol

Desde los albores de la independencia del dominio colonial, la integración regional ha sido una prioridad política y económica en el continente. La ONU clama para que el estrés hídrico y los desastres naturales, incrementados año tras año por el cambio climático, no sean un freno para lograrlo. Esto es especialmente necesario en el África subsahariana, actualmente con una población de más de 1.000 millones de habitantes, cuya mitad tendrá menos de 25 años para 2050. Y el contexto es preocupante: el crecimiento económico en África subsahariana bajó del 4,1 % en 2021 al 3,6 % en 2022; y el Banco Mundial prevé que la actividad económica en la región se desacelerará aún más, al 3,1%, al contabilizar el ejercicio de 2023.

Cuatro regiones hídricas de las que depende la estabilidad del mundo

En el documento, el Banco Mundial considera cuatro grandes regiones: África occidental y central, África oriental, Cuerno de África y África austral; y analiza el estado del acceso al agua, la crisis climática y energética, y el nivel de conflictos en cada una desde la perspectiva de la necesidad de cooperación en la compartición de las aguas.

De las cuatro regiones, el África occidental y central se considera como la más paradigmática en cuanto a la acumulación de problemas. Está formada principalmente por los países del Sahel, a los que añade Togo, Costa de Marfil, Ghana, países ribereños del Atlántico, y el norte de Nigeria y de la República Centroafricana. Ahí se concentra la mayor pobreza del mundo, con más del 40% de las personas que viven por debajo del umbral de 1,90 USD al día. Es una vasta zona que incluye alrededor de 20 cuencas transfronterizas, algunas de las cuales se encuentran entre las más grandes del continente, como las de los ríos Senegal, Níger, Volta y Gambia y el lago Chad.

Una cuarta parte de estos países están experimentando conflictos violentos y el azote del terrorismo islámico, con puntos críticos en el interior de Malí y buena parte de Burkina Faso. El reciente golpe de estado en Níger ha añadido aún más incertidumbre a una zona en la que la creciente disputa por los recursos hídricos es una fuente de agitación local y tensiones transfronterizas.

Agua subterránea y trashumancia: la fragilidad del campo saheliano

En este contexto, el Banco Mundial explica cómo la falta de agua y la mala calidad de los pastos resecos son la base de las crisis rurales y una de las principales causas de la fragilidad de El Sahel, y se reconoce que es un punto crítico de exposición al cambio climático. Señala que la falta de gestión adecuada de las aguas subterráneas puede tener consecuencias irreversibles para los ecosistemas que dependen de ellas y ser un detonador de una inflexión climática y social.

Imagen We Are Water

Las tensiones entre agricultores sedentarios y etnias trashumantes ganaderas son endémicas no sólo en el Sahel sino en muchas zonas del mundo y se espera que el cambio climático las aumente. © Vincent Tremeau, Banco Mundial

Las grandes hambrunas de la década de 1980 desvelaron las malas prácticas que hasta entonces se habían realizado en la zona: en los periodos lluviosos los gobiernos fomentaron el incremento del pastoreo y la agricultura, lo que causó una sistemática sobreexplotación de la tierra muy por encima de su capacidad media de proveer agua y pasto. Es lo que los ecólogos definen como desacoplamiento de los sistemas ecológicos, un fenómeno que se manifiesta al regresar el periodo de sequías y aumentar las pérdidas y el endeudamiento de los campesinos cuya subsistencia se basaba en un modelo insostenible.

Las tensiones entre agricultores sedentarios y etnias trashumantes ganaderas son endémicas no sólo en el Sahel sino en muchas zonas del mundo y se espera que el cambio climático las aumente. Conocer estas variables es clave para la gestión adecuada.

Imagen We Are Water

Mapas obtenidos de un conjunto de datos mejorado con inteligencia artificial sobre los ecosistemas que dependen de las aguas subterráneas y su relación con (de arriba a abajo): la densidad de pasto y las rutas trashumantes de los pastores (flechas en rojo); las zonas de conflicto violento; y las de inseguridad alimentaria. © Rodella, Aude-Sophie, Esha Zaveri, and François Bertone. 2023. “The Hidden Wealth of Nations: The Economics of Groundwater in Times of Climate change“. Executive Summary. World Bank.

Los recientes avances en inteligencia artificial han permitido mapear las zonas en que la humedad del suelo y los acuíferos, factores que determinan la calidad de los pastos y la agricultura, definen los denominados “ecosistemas que dependen de las aguas subterráneas”, también conocidos por sus siglas en inglés: GDE (Groundwater Depended Ecosystem).

Los mapas siguientes nos muestran que los GDE se encuentran en la encrucijada de rutas migratorias y puntos críticos de fragilidad social y alimentaria en la región del Sahel. Esta información es esencial para diseñar políticas integradas y tomar decisiones para evitar las consecuencias no deseadas. Todo está relacionado; mantener una visión sistémica es imprescindible.

Las mujeres, agentes de la gestión compartida del agua

El progreso de toda la región depende de que las alteraciones del ciclo del agua no desestabilicen a las comunidades que deben ser resilientes y saber gestionar adecuadamente los recursos hídricos. Para ello es esencial un espíritu participativo que aglutine a las personas y trascienda las fronteras locales e internacionales. El Banco Mundial señala que lograr la plena participación de las mujeres es imperativo, pero en el Sahel se dan los niveles más altos de desigualdad de género del mundo.

El economista senegalés Abdoulaye Mar Dieye, coordinador especial de la ONU para el desarrollo en el Sahel, señaló recientemente que la liberación y el progreso de la gran franja subsahariana pasa por la liberación de sus niñas y adolescentes, que son prisioneras de la mutilación genital, el matrimonio precoz y de la exclusión de la escuela o de los procesos de desarrollo.

Imagen We Are Water

El Banco Mundial señala que lograr la plena participación de las mujeres es imperativo, pero en el Sahel se dan los niveles más altos de desigualdad de género del mundo. © Carlos Garriga / WAWF

Ningún camino hacia la sostenibilidad es posible si las mujeres no están en el centro de la acción liberadas de las injusticias que las oprimen. Las mujeres son el colectivo con mayor capacidad de vertebración social y gestión de un bien comunitario como es el agua. Nuestra experiencia en Burkina FasoGhanaCosta de MarfilSierra LeonaMauritaniaGuinea Bissau y Chad nos ha permitido comprobar que la sostenibilidad del acceso al agua y al saneamiento pasa indefectiblemente por la capacitación de las mujeres en la gestión de cada proyecto y en el mantenimiento de las instalaciones.

La nueva frontera avanzada de Europa

La seguridad del Sahel es la seguridad de Europa; es su nueva frontera avanzada”, afirmó en 2021 antiguo Alto Representante de la UE para el Sahel y actual embajador de España en Irán, Ángel Losada. Tradicionalmente, la actitud europea hacia la zona se ha basado en la cooperación internacional para el desarrollo y ayuda en la pacificación, con el objetivo prioritario de la frenar la oleada migratoria. Pero es evidente que hay que hacer más.

El África subsahariana experimenta el extraordinario crecimiento demográfico y la precariedad de sus jóvenes, sin otra salida que el trabajo informal, es una de las principales causas de la migración hacia Europa, principal objetivo de los que persiguen una vida mejor.

Incrementar la gestión sostenible de las aguas subterráneas y las cuencas fluviales es clave para el desarrollo socioeconómico y la base para construir un futuro de equilibrio para toda África, Europa y el mundo.